lunes, 21 de enero de 2008

LA LAPIDA DE PAKAL O EL ASTRONAUTA DE PALENQUE



En 1949 el arqueólogo Alberto Ruz de L’huiller descubre en un templo, bajó una escalera de cuarenta y cinco escalones, un sello oculto que daba a una gran piedra triangular. Ruz de L’huiller comprendió que iniciaba el verdadero descubrimiento. En la parte inferior observó una zona rellena de pedruscos y cal, al abrir dicho hueco, pudo asomarse y ver lo que contenía la espaciosa cámara: la espectacular cripta que contenía una gigantesca lápida tapando el sarcófago donde yacía el señor Pakal. La lapida tenía unas medidas de 3,80 metros de largo, 2,20 metros de ancho y un espesor de 25 centímetros, con un peso aproximado de 5 toneladas.

Nos imaginamos la emoción del arqueólogo, después de tantos meses de trabajo y de sortear dificultades de todo tipo, al contemplarla, teniendo en cuenta que era el primer hombre que, luego de 12 siglos, tenía acceso a ella.

Lo interesante de este descubrimiento es el magnífico trabajo realizado en el relieve de la tapa labrada. En efecto, en ella se reproduce la figura de un hombre con atuendo maya, en una posición semiacostada en una especie de silla con cinturón de seguridad y con los pies apoyados en unos pedales y controles al frente y una gran cantidad de tornillos, resortes, caños, tableros y palancas de mando.

El científico soviético A. Katsantsev no tiene ninguna duda que se trata de un navío espacial y así lo ha atestiguado en diversas publicaciones e infinidad de conferencias. Es más, ha dibujado un cohete asimilándolo al relieve de la lápida y las coincidencias son sorprendentes.

En 1969 la NASA encontró 16 puntos coincidentes entre el dibujo de la lápida y el módulo de mando de una cápsula espacial contemporánea. No cabe duda de que la imagen esculpida es la representación de un astronauta dentro de un módulo espacial fuera de la atracción de la atmósfera terrestre, controlado o dirigido por un ser. Una cosa es cierta, el autor de este relieve tuvo que tener un modelo, o seguir las instrucciones de alguien que conocía perfectamente ese artefacto esculpido en la piedra...

El 8 de noviembre de 1949, elevada dicha losa a 1,12 metros, Alberto Ruz de L’huiller pudo observar con comodidad el interior: una tapa perfectamente pulida, de la que sobresalían dos secciones, como orejas.

Dicha tapa se encontraba labrada a la manera de una forma humana, en un solo bloque; retiró cuatro tacos de madera que cubrían orificios realizados en la misma, y la levantó. El interior estaba pintado de rojo, y en el fondo yacía un esqueleto humano cubierto de joyas. Su talla era de 1,70 metros y su cabeza se hallaba guardada por lo que fuera una mascarilla de jade, lamentablemente rota.

Cuando fue reconstruida, pudo contemplarse en todos sus detalles, una verdadera obra de arte.

Sus restos difieren totalmente de las características físicas del pueblo Maya. Los antiguos Mayas eran personas que medían alrededor de 1,50 metros, lo que hace pensar que no era Maya comparada con el hombre de Palenque. Otra prueba de la identidad no Maya del sr. Pakal es que como símbolo de belleza los Mayas se incrustaban piedras preciosas en los dientes, y éste carecía de ellas. La cantidad y calidad de las joyas encontradas daban una idea de la elevada alcurnia de quien allí yacía, manos delgadas, dedos alargados cubiertos de anillos, y su cráneo no se encontraba deformado, práctica usual entre los Mayas. Los Mayas enterrados en templos eran normalmente celebridades. No hay pruebas de la existencia de cacique, chamán o rey con tal descripción en ninguna inscripción de algún otro monumento Maya. La única explicación para los servicios fúnebres de tal magnitud en este individuo es que él haya sido considerado como un dios o semidiós. En la autenticidad del conjunto concuerdan todos los arqueólogos americanos, recordando además que los análisis realizados con carbono 14 sobre los restos óseos encontrados dieron una antigüedad de 2.000 años


Entre las coincidencias que tiene esta lápida con una nave espacial, se pueden mencionar:

1- En la nariz de Pakal se puede observar un especie de aparato que serviría como respirador y cumpliría la función del casco de un astronauta.
2- En la parte delantera se ven botones y palancas.
3- El cabello ingrávido, como estaría un astronauta sin el casco.
4- En la parte trasera del aparato se distinguen claramente las llamas producidas por la nave.


La escena representada sobre la lápida que cubre el sarcófago representa el instante de la muerte de Pakal y su caída al Inframundo. Todo el evento está enmarcado por una franja celeste, con kin (día, sol) en la parte superior derecha o noreste y akbaal (noche, oscuridad) en el extremo izquierdo o noroeste. El paso de Pakal de la vida a la muerte es representado con el movimiento del sol de este a oeste. El fondo de la escena está lleno de signos -conchas, abalorios de jade y otros- que se encuentran sobre volutas de sangre.

En la parte inferior se simbolizan las fauces abiertas del Inframundo. El esqueleto de dos dragones, unidos por la mandíbula inferior, integran el recipiente en forma de U que representa la entrada al mundo de los muertos. Sus labios se curvan hacia adentro, como si estuvieran por cerrarse sobre el cuerpo en caída de Pakal. De ahí arranca el Árbol del Mundo, centro del Universo. Un Pájaro Celestial, símbolo del reino celeste, se halla sobre la copa del árbol.

El Árbol del Mundo está marcado especialmente como una entidad sagrada: los signos te (árbol) confirman que es una ceiba. Los signos nen (espejo) lo señalan como algo brillante y poderoso. Una enorme figura del Dios C, símbolo de la sangre y lo sagrado, está inserta en la base del tronco y unida al cuerpo de Pakal. Los extremos de las ramas son los recipientes de la sangría del sacrificio; los dragones de narices cuadradas que salen de aquéllos están rodeados de cilindros y abalorios de jade, lo que los distingue como especialmente sagrados. Cubiertos de joyas, estos dragones contrastan con los dragones esqueléticos que tienen debajo. Los de arriba representan al Cielo, el más sagrado de los tres niveles del cosmos maya; los otros al Inframundo, al que cae Pakal.

Las ramas del Árbol del Mundo son recorridas por una serpiente bicéfala en barra, símbolo maya de la realeza. El cuerpo está hecho de segmentos de jade, lo que de nuevo les da especial valor. Las cabezas que hay a cada extremo de la barra corresponden, rasgo por rasgo, a los de los dragones esqueléticos de las fauces del Inframundo. De éstos salen, al oeste, el Dios K (oscuridad), y al este el Dios Bufón (luz).

Mientras cae por el Árbol del Mundo, Pakal se asienta sobre un monstruo solar. Éste aparece en un estado de transición entre la vida y la muerte: es esquelético de la boca para abajo, pero sus ojos tienen las pupilas dilatadas de los seres vivos. En la vida real, el sol entra en ese estado de transición al amanecer y al ocaso. Aquí, sin embargo, el emblema del monstruo solar contiene un cimi, o signo de la muerte, lo que especifica que la imagen marca la muerte del sol o puesta del sol. El astro, situado en el horizonte, está listo para zambullirse en el Inframundo... y llevará consigo al rey difunto.

Pakal parece tambalearse sobre la cabeza del monstruo solar en una posición irregular. Esta extravagancia señala que también él está en transición de la vida a la muerte. Se desprende de su taparrabo y de las pesadas cuentas de su collar (tiene una parte delantera y otra dorsal), que flota escapándosele del cuerpo; va con las rodillas flexionadas, las manos relajadas, el rostro bien compuesto: no cae aterrado, porque espera vencer a la muerte. Un hueso prendido de su nariz significa que incluso en la muerte lleva consigo la simiente del renacimiento. En maya, los vocablos hueso y semilla grande son homófonos; así pues, el hueso es la semilla de la resurrección de Pakal. Finalmente, Pakal cae como deidad: su frente está penetrada por el cuchillo del dios K. El rey fue dios durante su vida y es dios al caer en la muerte.


El Nivel de los Cielos

-1. En la parte superior de la lápida nivel de los cielos, o el mundo de una criatura en forma de pájaro una cruz central. Según apuntan estudiosos, el ave es en parte serpiente parte pájaro, con lo que representa intermedio entre los cielos y la de su cabeza y cola hay dos representaciones del dios sol.
-2. La cruz es en realidad una ceiba, sagrado de los mayas, y se le considera doblemente sagrado cuando brota entrada de una cueva. En la lápida, es la ceiba y la tumba, la caverna, vez significa la entrada al inframundo.


El Mundo de los Vivos

-3. La ceiba gigante tiene una serpiente dos cabezas que enreda su cuerpo las ramas. Estos elementos pertenecen al mundo de los vivos, o mundo.
-4. De las fauces de la serpiente salen dos dioses del mundo medio: el Llamarada, del lado izquierdo, dios Bufón, del lado derecho.
-5. El rey Pakal aparece esculpido su descenso al inframundo, camino que siguen todos los que pasan el mundo de los vivos. Para los mayas el inframundo era, en muchos aspectos, más importante que el mundo de los vivos.


El Inframundo

-6. El signo de cuatro partes sobre cual está sentado el rey simboliza su condición real. Este elemento es el sombrero en la cabeza del gran monstruo que se encuentra en la base de la lápida. Esta criatura es el dios sol del inframundo; su sombrero (muy hundido, a la altura de los ojos) muestra el signo Kin del sol, que es una flor de cuatro pétalos. La nariz del monstruo es la imagen de la del mono araña, que es el Ahau o dios solar. Las quijadas del monstruo son huesos descarnados.
-7. El marco que sostiene la figura de Pakal, como si estuviera en las fauces, son las quijadas superiores de dos serpientes descarnadas. En el centro de éstas, desciende el rey al inframundo.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hay que ser muy cuidadosos, con los supuestos estudios respecto a la lápida de palenque, y en general con lo escrito acerca de los mayas actualmente, ya que puede prestarse a un sinfin de fraudes y sobreinterpretaciones, más aún si no se tienen algunos conocimientos básicos previos.
Uno puede ser presa de afirmaciones tan absurdas que lo único que logran es confundir
Todos tenemos el derecho de creer en lo que más nos convenga pero siempre es necesario un verdadero análizis crítico. Un ejemplo clarísimo es el famoso libro: las Profecías Mayas, el cual a base de meras suposciciones, afirmaciones sin fundamento, manipulación de información y mutilación de evidencia, logra una obra sensacionalista y vácua, algo así como un código Davinci arqueológico. Hay que ser muy cuidadosos, si pueden checar en ese libro la parte donde analízan los rostros de Pacal hechos de estuco, afirman que el rostro de Pacal joven carece de una oreja, lo que es parte de un codigo de desciframiento de su lápida, despues dense una vuelta por el museo de antropología y por favor constaten si esa escultura carece de una oreja. Como este ejemplo hay miles así que por favor si la cultura maya es de su interes, busquen fuentes serias y formense una opinión en base a ellas.
saludos

nautrus dijo...

Gracias gerouak84 por tu comentario, es muy valida tu opinión pero te agradeceria nos dejaras los links a esas fuentes.

Por supuesto esto puede no ser la realidad pero es un reflejo de las creencias actuales o simples suposiciones, de cualquier forma es parte de la mitología moderna y en este blog he intentado reunir muchos de estos mitos... creer o no creer depende de cada quien.

Anónimo dijo...

me gusto tu resumen pero tal como comentaron cuidado con las suposiciones, en varias ocaciones repites "sin duda se trata" en lugar de decir "es posible que simbolize" etc..

felicidades por tu blog.